XV Aniversario

El pasado 15 de junio de 2018 la Casa de los Escritores del Uruguay festejó sus primeros quince años de vida institucional.

Aquel movimiento de escritores que en la crisis del 2002 nació bajo la consigna de “no ser indiferentes” evolucionó como construyendo su propio relato a cuatro, a veinte, a cientos de manos hasta concluir en la fundación de la Casa de los Escritores el 15 de junio del 2003.

Mucha letra corrió desde entonces pero cada capítulo mantiene, renueva, revaloriza la consigna. Pasamos de “Letras por Kilo” donde en cada encuentro de lectura se juntaban alimentos secos para sostener ollas populares a “Letras solidarias” de nuestros días donde se colectó dinero para ayudar a los damnificados de la ciudad de Dolores, frazadas para los habitantes de Rivera o donde las inclemencias del tiempo castiguen a los que menos tienen. Se apoyó con compras a organizaciones que atienden niños en condiciones vulnerables, se designan escritores para llevar adelante talleres literarios en colectivos sin recursos…, se visitan encuentros de adultos mayores y bibliotecas barriales. “No ser indiferentes” es para la Casa hacer por la sociedad que es parte, así ha sido y será cada vez que la necesidad o el deseo de construir nos requieran.

Aquellas primeras “asambleas solidarias” de julio del 2002 desembocaron en la convocatoria para el encuentro de noviembre del 2002 denominado “Las letras tienen la Palabra”, donde se materializó la idea firme de constituir una organización capaz de nuclear escritores sin distinción. Allí donde consagrados y emergentes de todo el país y del exilio, encontraran su lugar de integración, su ambiente, su voz, su Casa.

Y así fue. El 15 de junio del 2003 se realizó la Asamblea Constitutiva y desde entonces más de seiscientos poetas, narradores, dramaturgos y periodistas se asociaron a esta Casa que recibe de brazos abiertos.

A las siete de la tarde del 15 de junio del 2018 nos volvimos a encontrar. Una mesa integrada por quienes tuvieron y tienen la responsabilidad de presidir la Casa, narró las principales peripecias que tal aventura significa, las vicisitudes, los logros, las recompensas, el valor del hacer. Allí estuvieron Carlos Liscano (primer presidente), Melba Guariglia, Rosana Malaneschi, Lilián Irigoyen, Eduardo Nogareda, Horacio D’Angelo y Mario Delgado Aparaín, uno de los cimientos fundamentales de lo que hoy es la Casa. Faltaron en la mesa Dina Díaz y Laura Alonso, ex presidentes que por problemas de salud (Dina) y encontrarse lejos de Montevideo (Laura), no asistieron pero hicieron llegar sus saludos fraternos.

Pero más allá de la mesa, lo importante radicó en el todo, en los compañeros fundacionales que siguen al pie del cañón como entre otros Miguel Ángel Olivera y Adelaida Fontanini , esos que luchan toda la vida, también los nuevos, los de fierro, las compañeras que sienten la Casa como propia, quienes integraron o integran comisiones directivas, fiscales, electorales, quienes discutieron la razón y el ser de la Casa y en la victoria o en la derrota siguen aportando y quienes entendemos que un pueblo sin literatura en sus entrañas es una presa fácil.       

También estuvieron los ausentes, los que se nos adelantaron y entre ellos y en su memoria, recordamos a Andrés Caro Berta, integrante de varias Comisiones Directivas y activo militante de la Casa.

Los aniversarios cumplen su rol. Es una instancia donde pasar raya, recordar con una sonrisa lo que en su momento fue una adversidad y festejar la alegría de haber vencido la desconfianza, la duda, la precariedad. Este aniversario nos encuentra con una Casa de los Escritores consolidada, con presencia en las redes, en los centros donde se definen las propuestas culturales, visitando las principales Ferias del Libro del país, con proyectos a corto y mediano plazo, con una biblioteca cargada de historias y con la conciencia tranquila de haber honrado la consigna fundacional: “No ser indiferentes”. Pero también nos sacude el futuro, convencidos que recostarnos solo en lo hecho y no ser críticos con lo que falta por hacer, nos puede llevar a una parálisis funesta. Hay un nuevo tiempo en marcha, una nueva realidad donde la literatura y la cultura toda es interpelada por los nuevos medios de comunicación. Para estar a tono debemos levantar la mirada y caminar. En eso estamos.

"Bienvenidos a la Casa que no existe, bienvenidos a Utopía, que es el lugar natural de la literatura", decía Carlos Liscano en la fundación de la Casa.

Quince años después mantenemos la bienvenida, conscientes que aún queda mucho por hacer.

Montevideo 15 de junio de 2018

HD

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